" UN PUEBLO DE MUJERES CAP. 2
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NOVELAS CORTAS
VERSOS, VERSOS EN FOTOS, POESÍA, POETRY,
NADYA
Para alivio de la pobre Nadia, su padre se había sumado a la búsqueda de la que según Nadia, era una tonta que se había buscado problemas ella sola, Lauria...“la tonta”, que para su suerte y la de muchas mujeres del pueblo, era una distracción para los hombres, que los tenía alejados del hogar por mucho rato.
Sin embargo, ya casi por costumbre, los deberes de la mujer seguían intactos, a pesar de las obvias ausencias, y aunque Nadia se hallaba destrozada por el cansancio, aquella casa era un tiradero, era un tiradero que ella tenía que levantar sola, empezando por los platos, que a ella le daba pavor verlos tan sucios.
Comenzó a lavar, pero cuando quiso tomar un poco de jabón con el trapo, se dio cuenta de que el bote se hallaba vacío, de manera, que tomó uno nuevo que había comprado en la mañana en aquella pequeña tiendita del pueblo.
Comenzó a usarlo, su fragancia seguía siendo agradable, pero era diferente, era muy extraña. Las manos de la mujer le provocaban un severo escozor, de tal manera, que no pudo sostener el plato mucho más tiempo entre sus manos, y el estruendo del mismo en el piso no se hizo esperar.
A lo que sus pequeños hermanos se asomaron, aún eran muy pequeños para ser crueles, pero ya llegarían los mayores, y ella tenía que limpiar para que no se dieran cuenta. Por fortuna para Nadia, ninguno de sus hermanos llegó, pero el ardor de sus manos no descansaba, intentó meterlas en agua fría, pero nada, parecía que le quemaban por dentro, y por fuera, ya los estragos se daban a notar. Tremendamente asustada, se fue a la cama, intentando callar el llanto como ya tantas veces lo había hecho, pero era casi imposible…
Los días siguientes a éste, aunque era un total descanso, pues sus esposos se fueron demasiado tiempo de acampada, las calles que estaban casi desoladas de presencias varoniles, ahora eran llenas más bien, de amas de casa con las manos destrozadas, muriendo del dolor, y entre ellas hablaban, habían usado el mismo jabón.
Otras se habían enfermado por tener contacto directo con algún otro producto, que habrían comprado en cualquier otra de las tiendas del pueblo, pero la reacción en todas era la misma.
El dolor y el daño físico se fueron expandiendo hacia otras áreas del cuerpo, y lo que consiguió a tales males, fueron fuertes mareos.
Uno de los hombres de la junta, pasó casi por casualidad, por una de esas calles, y al ver lo que pasaba, simplemente corrió a contárselo a sus compañeros.
Y por las mujeres adoloridas, ya no se podía hacer nada, pues los médicos de la zona, no querían atenderlas.
Continuará...