" UN PUEBLO DE MUJERES CAP. 6
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NOVELAS CORTAS
VERSOS, VERSOS EN FOTOS, POESÍA, POETRY,
LA FUERZA ESCONDIDA
Memú sabía que no iba a ser nada inteligente de su parte acercarse a esas raras criaturas sin pelaje, pero… al ver la dirección en la que iban, que era donde se encontraba su manada, no sabía cuál de las dos especies corría más peligro...
De manera que hizo lo que le pareció más fácil, proteger a su familia, que era quienes lo habían visto crecer y habían cuidado de él. Corrió en dirección a la salida del bosque, pero iba corriendo tan rápido, que no se dio cuenta de que uno de esos hombres se había interpuesto en su camino… rugió con fuerza, el hombre se veía espantado, pero… al ver que el manso animal no atacaba, llegó otro hombre, y le lanzó una especie de dardo, que hizo que el pobre de Memú cayera dormido sobre aquel mojado suelo.
Cuando despertó, se encontró frente a su madre y hermanos, que lo miraban con tristeza y preocupación, todos pegaron un brinco, y era porque los llevaban en un camión destartalado, que temblaba ferozmente con cada pequeño bache.
Lo siguiente fue que a nuestro leoncito, lo podía hallar cualquier clase de gente, encerrado en una jaula, para su exhibición, la gente le arrojaba cosas, y como lo tenían en el encierro alejado de su familia, pues ya se habían dado cuenta de que él era diferente a los otros, la gente entraba en su espacio, para darle de patadas, insultarlo, reírse de él, y seguirle tirando cosas.
Como los cuidadores se habían dado cuenta de que Memú no comía lo que le dejaban, pues prefería morir de hambre antes que comer aquello, probaron dándole variados tipos de comida, halló muchas frutas parecidas, o quizá las mismas, tenía buen sabor, y se llenaba con eso, pero nunca fueron tan deliciosas como sus amados frutos rojos del bosque.
El pobre animal comía humildemente, y bajaba la cabeza ante quienes parecían ser sus amos, pero éstos solo se reían de Memú, y en ocasiones llegaron a agarrarlo a palos, por no mostrarse juguetón con el público que venía a observarlo.
Una noche, el hombre vino a darle de comer, y confiado en la sumisión del animalito, dejó la puerta abierta mientras colocaba el plato en ese suelo que lo tenían tan sucio por las cosas que la gente arrojaba.
Ese fue el momento en que Memú, dando pasitos silenciosos pero muy rápidos, pudo escapar de aquel pequeño lugar que lo había tenido prisionero, pero había otro asunto, su familia, pasó a buscarlos al pequeño espacio donde siempre habían estado, pero la jaula estaba vacía, los buscó por todos lados como pudo, pero no había ni rastro de ellos, de manera que con resignación y algo de esperanza de que podría encontrarlos y salvarlos algún día, se aproximó a la puerta de salida, que para su suerte, se les había olvidado cerrarla, de manera que tuvo el camino libre para escapar.
Continuará...